Así que el pasado julio pensé que ya había llegado el momento de intentar fotografiarlos y me dirigí a una preciosa zona pirenaica de la gerundense comarca del Ripollés . Una vez iniciada la ruta de ascenso, no hizo falta que transcurriera demasiado tiempo para divisar un ejemplar que se alimentaba en una inclinada ladera . Desde allí tomé referencias del terreno y lo que hasta el momento había sido senderismo, se acercaba más al alpinismo, atravesé una zona con los últimos Pinos negros Pinus uncinata y después una larga tartera de piedras y cuando creí estar a la altura conveniente dejé mi mochila y medio reptando entre rocas y Rododendros Rhododendron ferruginatum, me adosé a una pared de roca evitando que mi silueta se despegase de esta . Allí estaba a escasos metros una hembra adulta alimentándose sin la más mínima sospecha de mi presencia.
Estuve varios minutos haciéndole fotos hasta que algo la alarmó ... habían llegado más arriba un par de Rebecos y me habían descubierto antes de que yo pudiera verlos ... con sus resoplidos y picoteos de pezuñas en el suelo, me delataron, la hembra dió unos saltos y apareció por encima mío observándome, intenté enfocarla pero se esfumó en un plis-plás .
Así que continué mi ascensión hacia la zona abierta de las praderas alpinas y a lo lejos ví como trotaban cuatro Rebecos para evitar a unos excursionistas que iban en su dirección . Se dirigían hacia donde yo me encontraba por lo que si yo bajaba un poco, podría interceptarlos más adelante, así que una vez ya me vieron, continué avanzando en diagonal hacia ellos sin mirarlos diréctamente, los miraba de reojillo y cuando los tenía bastante cerca, intentaban pasar por detrás mío sigilosamente ... como de puntillas ... me recordaban a personajes de dibujos animados .
Llegó el momento de enfocarlos y hacerles unas fotos ... poco a poco aceleraron el paso y se fueron hacia abajo desapareciendo .
Y ya otro día de este mismo invierno, comencé la mañana fotografiando el paisaje al amanecer en una zona de la comarca barcelonesa de El Berguedá ... hice bastantes fotos pese a que hacía un frío bastante intenso y una vez que se acabó la buena luz, me percaté de que había un rebaño de unos quince Rebecos pastando en una empinada ladera y me propuse ir a por ellos .
Pero había que dejarse de lamentaciones y ya que estaba allí pensé que si me mostraba indiferente hacia ellos, se podrían confiar algo y así evitar que huyeran de mí rápidamente .
Poco a poco se iban alejando de mí, yo me había sentado en la hierba sin mirarlos y me dió por silbar una pequeña, repetitiva e inventada estrofa ... al momento se detuvieron , inclinaron como acostumbran sus cabezas a 90º, observándome con sus extrañadas y graciosas caras, con sus cuernecillos en forma de interrogante ?? .
No solo habían dejado de irse, poco a poco se acercaban a mí ... ¡¡yo estaba alucinando!! ... y además aparecían desde otras laderas más Rebecos aún ... ¡¡ya eran más de veinte!! . Nunca hubiese imaginado que un día protagonizaría un "Concierto silbado" y menos aún que mi público fueran Rebecos, pero allí estaba en aquel escenario natural disfrutando de unos increíbles momentos .
El más confiado era un pequeño al que aún no le habían salido los cuernecillos que estaba a más de cuarenta metros cuando empecé a silbar y acabó a menos de veinte de mí , hasta que sus padres decidieron que ya estaba bién y le llamaban con sus resoplidos para que volviera junto a ellos, en esos momentos ya consideré que había sido suficiente y felízmente me retiré .